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Un Cuento
Esta semana, a tenor de los acontecimientos que tod@s estamos viviendo (sí, se hizo real la cuarentena y lo que nos queda por vivir, la virgen santa), hago un parón en el camino para contaros un cuento. Sí , os voy a contar un cuento que, puede que los más versados en leyendas esotéricas (o no tanto) lo conozcan. Después, mi opinión. Para eso escribo este blog, para dar mi opinión cada vez que me apetece…y hoy puede que me apetezca más que otras veces 😉.
Cuenta la leyenda que el Amo de La Tierra, Lucifer, convocó a todas sus huestes porque tenía un desafío al que, siempre que se enfrentaba, acaba perdiendo.
Estando todas sus huestes en el palacio del Averno, Lucifer habló:
-Querid@s herman@s, os he convocado en el día de hoy ante una necesidad de yo, vuestro Hermano Mayor. El que me entregue la cabeza del Amor, será mi mano derecha por todos los tiempos venideros y heredará mi trono en esta roca a la que fuimos desterrados hace tantos Eones.
Un murmullo que cada vez se hizo más grande se hizo dueño del lugar. Uno de los capitanes dio un paso al frente:
-Querido amo, Lucifer, Luz del Alba, permitidme que yo, La Ira, os traiga la cabeza del Amor.
-Así sea – dijo Lucifer.
Mientras el murmullo inicial se tornó en gritos de victoria, nadie reparó en un encapuchado que escuchaba sin mover ni un ápice de su cuerpo detrás de una columna.
Pasó un tiempo hasta que hubo concilio de nuevo.
Ira regresó. El fracaso lo precedía. Las noticias de su derrota habían llegado antes que él.
-Mi señor – bramó La Ira-. He plantado la semilla de la discordia, del engaño, del dolor en los humanos hasta que he acabado poseyéndolos. Los he enfrentado unos contra otros, he provocado guerras…y, cuando todo parecía estar a mi favor…apareció el Amor, despertó su semilla en los corazones de los seres humanos ,acabó con toda mi estrategia…y casi acaba conmigo.
-¿Alguien podrá hacer lo que he pedido e Ira no ha sido capaz de acabar?- dijo Lucifer, desdeñando a La Ira con un gesto.
Muchos se ofrecieron voluntarios y fueron a acatar la orden de su Amo, mientras esa enigmática figura encapuchada seguía sin moverse de la columna, observando lo que acontecía.
Uno tras otro, todos los capitanes fueron apareciendo con la derrota en sus caras. Ninguno había sido capaz de derrotar al Amor.
Cuando el último se retiraba del salón, la figura encapuchada apareció, con una bolsa en la mano, de ella chorreaba sangre.
-Mi Señor – dijo el enigmático personaje mientras abría la bolsa- aquí tenéis la cabeza del Amor.
Mientras abría la bolsa y enseñaba la cabeza del Ser más Bello que nadie había visto, Lucifer preguntó:
-¿Quién eres tú, al que no conozco y que ha triunfado donde todos mis capitanes han fracasado?
-Yo, mi Señor, Soy el Miedo.
En estos tiempos que nos ha tocado vivir es el Miedo el que ha venido a matar al Amor. Miedo a lo que no nos dicen, Miedo a lo que nos dicen, Miedo a lo que va a pasar después, Miedo a lo que va a pasar mañana. Miedo a la Vida. Miedo. Lo que un día se daba por cierto, al instante deja de serlo. Mientras nos encarcelan en casa, el Miedo campa a sus anchas entre nosotr@s…¿o es el amor el que nos ha encerrado en nosotr@s mism@s, nos ha obligado a estar sólos para darnos cuenta de que para derrotar al mayor enemigo del ser humano, el Miedo, sólo tenemos que estar con nosotr@s mism@s y hacer frente a ese Miedo disfrazado en cada uno de nosotr@s en “nuestros miedos”?
Ahí dejo esa pregunta. Desde luego tenemos tiempo para reflexionar sobre su respuesta en nosotr@s mism@s.
Hasta la semana que viene, Hij@s del Amor (¿o del Miedo?).